2020 – DÍAS DE ORACIÓN Y AYUNO – ESPAÑOL
Un Dilema de Vulnerabilidad

«Quédense quietos, reconozcan que yo soy Dios. ¡Yo seré exaltado entre las naciones! ¡Yo seré enaltecido en la tierra!»” Salmos 46:10 (NVI)

“pero él me dijo: «Te basta con mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad». Por lo tanto, gustosamente haré más bien alarde de mis debilidades, para que permanezca sobre mí el poder de Cristo.” 2 Corintios 12:9 (NVI)

“No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. 7 Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.” Filipenses 4:6-7 (NVI)

Recientemente me encontré con un dilema. Me encontré en un lugar donde ninguna cantidad de esfuerzo, palabras cuidadosamente elaboradas y ninguna idea increíblemente creativa me iba a otorgar un resultado que buscaba. Mi comprensión, en ese momento, me dejó sintiéndome increíblemente vulnerable. Para mí esto fue un dilema. No puedo estar sola en esta experiencia. Muchos de nosotros somos propensos a trabajar, empujar y hablar de manera satisfactoria. Fue en este lugar donde percibí la debilidad, y tal vez incluso el fracaso, donde recordé que mi vulnerabilidad es en realidad una gran fortaleza. Esta verdad se repite y se refuerza en las palabras de Dios para nosotros: “Quédate quieto y sabe que yo soy Dios” y “Mi poder se perfecciona en la debilidad”.

Durante estos tiempos, llegar al final de nosotros mismos y ser vulnerables en realidad nos despeja el camino para que veamos la solución a la que nuestros esfuerzos nos cegaron … simplemente estar quietos y permitir que Dios trabaje. Algunas veces nuestra dependencia de Dios es más necesaria que nuestras habilidades.

Te animo a que te quedes quieto, deja de empujar y de depender de tus habilidades; has conocer tus peticiones a Dios y siga Su guía. Te sorprenderá la cantidad de paz que encontrarás en la espera.

Señor, reconozco que eres Dios y yo no. Doy un paso atrás de donde empujo y me esfuerzo. Señor, confío en ti con este deseo en mi corazón. Llévame con tu paz mientras elijo estar quieto.